Llevar contigo una vejiga de agua siempre será una excelente idea. Este práctico accesorio te permitirá beber agua fácilmente sin necesidad de detener tu actividad ni tener que buscar tu botella de agua en la mochila. Sin embargo, si no cuidas ni limpias tu bolsa de hidratación podría volverse el hábitat de bacterias y microorganismos no deseados. Esto no solo afectará el sabor y olor del agua, sino que también podría afectar tu salud. Por eso, en el blog de esta semana te enseñaremos cómo limpiar tu bolsa de hidratación.
CUIDADOS REGULARES
La clave para que aparezcan bacterias en cualquier superficie es la humedad y el calor. Por lo tanto, debemos anular estos factores para cuidar nuestros accesorios de hidratación. En general, los malos olores o sabores en los accesorios de hidratación se deben a que son almacenados en áreas húmedas o que quedaron cerrados durante mucho tiempo con líquido dentro.
Los cuidados regulares que debes darle a tu vejiga de agua dependerán de la frecuencia con la que la utilices y del líquido que utilizaste para llenarla. Siempre recomendamos que este accesorio se utilice solamente con agua porque las bebidas azucaradas o isotónicas (como el Gatorade) dejan olores y sabores que son más difíciles de quitar, pero es tu decisión. Eso sí, nunca las utilices con lácteos o bebidas alcohólicas.
Foto de Mochila Hidratación
En el caso de que la uses diario o hasta 3 veces por semana, es importante que después de cada uso te asegures de vaciar por completo tu bolsa de hidratación y la dejes ventilar. Esto evitará que el interior se mantenga húmedo. Además, al no estar cerrada, no se concentrará el calor de manera innecesaria.
Si en tu caso no utilizas tu bolsa de hidratación con tanta regularidad, lo mejor será que después de cada uso la enjuagues solo con agua. Deberás abrir el contenedor y retirar la manguera para dejar que el agua fluya y limpie todo el sistema. No olvides enjuagar bien la boquilla, pues esta contiene rastros de saliva.
Foto de Merkabici
Si utilizaste tu vejiga de hidratación con un líquido distinto al agua, como una bebida isotónica o sales minerales, también será muy importante que la laves sin importar la frecuencia con la que la utilices. Enjuágala muy bien solo con agua y si puedes frota el interior de la bolsa. No uses detergente ni lavavajillas. Este tipo de bebidas suelen dejar rastros en las paredes de la bolsa y la manguera, así que enjuagar bien estos elementos evitará que se adhieran olores y sabores de manera permanente.
Teniendo en cuenta que la idea es mantener la bolsa de hidratación libre de humedad, después de haberla enjuagado deberás secarla. De ninguna manera la dejes bajo el sol, pues este daña el plástico y se podría producir el efecto contrario a lo que buscamos, ya que el calor incrementará la posibilidad de aparición de gérmenes y bacterias si la bolsa no está completamente seca. Por lo tanto, la mejor alternativa será colgarla o colocarla boca abajo en una zona donde haya buena circulación de aire. Antes de guardarla, no olvides pasar un pedazo de papel toalla por el interior para secar los últimos restos de humedad que pudieron quedar.
De este modo, la bolsa de hidratación no tendrá olores raros ni el agua cambiará de sabor después de unos pocos usos. Sin embargo, eventualmente tendrás que someterla a una limpieza más profunda.
LIMPIEZA PROFUNDA
Si usas tu bolsa de hidratación de manera regular, será recomendable que la sometas a una limpieza profunda cada dos semanas o una vez al mes. Además, antes de guardarla por un tiempo prolongado sin uso, también será una gran idea limpiarla muy bien.
Cuando se trata de la limpieza de accesorios de hidratación, es recomendable no utilizar lavavajillas o detergente, pues estos elementos suelen tener un aroma y sabor que podría adherirse a nuestra bolsa de hidratación. La única excepción son los lavavajillas sin aroma que han sido diseñados para desinfectar los biberones o artículos de bebés.
En su lugar, recomendamos utilizar vinagre, zumo de limón, bicarbonato de sodio o agua con algunas gotas de lejía. Todos estos son desinfectantes naturales que podrás encontrar fácilmente y que eliminarán las bacterias que pueda haber en tu vejiga de agua. Las cantidades que utilicemos también son importantes, así que asegúrate de seguir estas medidas:
- Bicarbonato de sodio: Una cucharada de bicarbonato por cada litro.
- Zumo de limón: Un limón por cada litro de agua
- Lejía: Cinco gotas de lejía por cada litro de agua
- Vinagre: Un cuarto de taza de vinagre por cada litro
Por sí solas, cada una de estas sustancias tiene propiedades desinfectantes. Sin embargo, también puedes combinar dos de ellas. Por ejemplo, el vinagre con el bicarbonato de sodio. Una vez que hayas preparado tu solución desinfectante siguiendo estas medidas, debes llenar tu bolsa de hidratación con ella y dejarla reposar por seis horas o durante toda la noche. No olvides que la sustancia desinfectante debe estar también en el interior de la manguera.
Foto de Brújula Bike
Después de este tiempo, lo ideal es que frotes el interior de la bolsa e incluso la manguera. Puedes ayudarte de una esponja para lavar platos, pero recomendamos utilizar un kit de limpieza para bolsas de hidratación para asegurarte de limpiar todos los rincones. Este kit incluye una varilla flexible con un cepillo en su extremo para la limpieza del interior de la manguera, y otros dos cepillos adicionales para la limpieza del interior de la bolsa y de la boquilla. Además, tiene un colgador flexible que mantiene las paredes de la vejiga de agua separadas entre sí para facilitar el secado.
Listo, ahora solo deberás enjuagar muy bien tu bolsa de hidratación y todos sus accesorios para quitar los rastros de lejía, vinagre o cualquier solución que hayas decidido utilizar. Por último, solo faltaría secar la bolsa. Como mencionamos antes, dejarla bajo el sol es una mala idea y lo mejor será dejarla secar con el flujo de aire.
ALMACENAJE Y GUARDADO
Cuando se trata de guardar tu bolsa de hidratación, lo mejor será no cerrarla por completo de manera hermética y guardarla en un lugar fresco. Un excelente lugar es el congelador de tu refrigeradora. Las vejigas de agua suelen estar diseñadas para resistir temperaturas de -20°C o inferiores, así que no habrá ningún problema al almacenarlas en este lugar. De hecho, el frío la mantendrá libre de bacterias y hongos. Solo recuerda guardarlas dentro de una bolsa para evitar que adquiera algún olor y sacarla con tiempo de ahí antes de volverla a utilizar para que se descongele y puedas utilizarla con regularidad.
Es importante que te acostumbres a limpiar de manera habitual tu bolsa de hidratación para extender su vida útil. No tomará más que unos minutos y una limpieza profunda de vez en cuando la mantendrá libre de sabores y olores indeseados.
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